En este capítulo, la protagonista comienza a notar los efectos negativos de su relación con Victor en su vida espiritual y personal. Su devoción y tiempo de oración se ven afectados, y empieza a percibir su entorno de manera caótica. A pesar de sus intentos por acercar su relación a Dios, Victor muestra desinterés en asistir a la célula y al culto.
Con el tiempo, la salud de la protagonista se deteriora debido al «humo de segunda mano» del cigarrillo de Victor, y un médico le advierte sobre los peligros para su salud. Este incidente, junto con la pérdida de un incentivo estudiantil debido a bajas calificaciones, lleva a la protagonista a un punto de crisis. Enfrentada con las consecuencias de sus decisiones, se encuentra en una situación donde debe reevaluar su relación y su vida.
Durante este tiempo, su madre permanece en silencio, lo cual afecta profundamente a la protagonista, aunque más tarde entenderá el motivo detrás de esa actitud. La combinación de problemas de salud, decepciones académicas y un novio que no apoya sus esfuerzos espirituales, la lleva a un punto de reflexión y necesidad de cambio.