En el Capítulo 19 de «Amada», titulado «Un camino difícil Parte 3″, la historia de Liliana continúa explorando las complejidades de su embarazo adolescente y las repercusiones en su vida personal y familiar. Liliana se encuentra en medio de una neblina emocional desde que su embarazo se hizo público, convirtiendo sus visitas médicas en no solo una preocupación por su salud, sino también por la de su bebé por nacer. Aunque Víctor, el padre del bebé, a veces la acompaña, ella percibe su ausencia emocional y la incomodidad que siente ante la situación.
La relación con su madre se ha vuelto tensa y fracturada, en marcado contraste con su padre, quien muestra un apoyo más palpable durante este período difícil. En la universidad, una vez un lugar de aprendizaje y desarrollo personal, Liliana se siente marginada y juzgada por sus compañeros, quienes ahora la miran con compasión o crítica abierta. El peso de la culpa y la vergüenza la sigue a todas partes, afectando su bienestar emocional y su interacción con los demás.
El matrimonio con Víctor se aproxima, pero los preparativos no son sencillos. Ambos enfrentan desacuerdos sobre la forma y el alcance de la ceremonia, con Víctor mostrando resistencia a una boda formal, a pesar de las sugerencias de su madre. La intervención de la señora Sonia, la madre de Víctor, ofrece un atisbo de esperanza al organizar una cena en su finca para celebrar la unión de Liliana y Víctor, un gesto que inicialmente alivia un poco la tensión entre las familias.
Finalmente, el día de la boda civil llega con sus propios desafíos. Liliana, ahora visiblemente embarazada de cuatro meses, experimenta emociones encontradas mientras se prepara para el evento. Aunque Tamar, su amiga, la apoya con entusiasmo en los preparativos, Liliana se enfrenta a contratiempos, como la avería del automóvil que debía llevarla, lo que provoca un retraso incómodo en el inicio de la ceremonia. Además, la presencia de Víctor, visiblemente agotado y con signos de una noche larga, añade tensión al momento.
A pesar de todo, la ceremonia comienza con la llegada del notario, marcando un hito significativo en la vida de Liliana y Víctor. La mezcla de emociones intensas durante este evento refleja la complejidad de sus circunstancias: esperanza por el futuro del matrimonio, ansiedad por la responsabilidad de ser padres tan jóvenes, y el peso del juicio social y familiar que aún los rodea.