En el capítulo 14 de «Amada,» titulado «Realidad,» la protagonista enfrenta las repercusiones de sus decisiones recientes y reflexiona profundamente sobre su vida y relaciones.

La protagonista, sintiéndose agotada, decide quedarse en casa en lugar de ir a la universidad. Durante el desayuno, su madre se sienta a conversar con ella, preguntándole sobre sus estudios, su relación con Victor y sus amigos de la infancia. La conversación inevitablemente se dirige hacia la célula, y su madre quiere saber por qué ha dejado de asistir. La protagonista confiesa su desilusión con la iglesia y el pastor Córdoba, a quien percibe más interesado en el dinero que en las personas. Su madre le recuerda la importancia de mantener la fe y le habla del misterioso obrar divino, citando el regreso de su padre como un ejemplo.

Más tarde, Paula le escribe para saber cómo está y recordarle sobre un proyecto grupal, acordando reunirse en casa de Tamar por la tarde. En una llamada con Victor, la protagonista intenta sutilmente averiguar cómo reaccionaría él ante un posible embarazo. Victor, sin embargo, responde fríamente, diciendo que no quiere responsabilidades que limiten su vida. Esta respuesta deja a la protagonista desilusionada, comprendiendo que Victor no ve su relación como algo serio o duradero.

De camino a la casa de Tamar, la protagonista reflexiona sobre su conversación con Victor y las palabras de su líder espiritual, Carmen, acerca de la importancia de una relación aprobada por Dios y con miras a un futuro estable. Al llegar a la casa de Tamar, la protagonista se siente intrigada por los elementos de la cultura judía presentes: la Menoráh, el Shofar y la Toráh. Esta experiencia le brinda una nueva perspectiva y despierta en ella un interés por aprender más. Paula, sin embargo, la saca de su ensueño recordándole que están allí para trabajar en su proyecto.

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