En este capítulo de «Amada», la protagonista enfrenta una serie de desafíos emocionales y morales que ponen a prueba sus creencias y relaciones personales. La historia comienza con Victor recogiendo a la protagonista en su casa, anunciándole que sus padres tienen algo importante que comunicarles. Mientras se dirigen a la casa de Victor, la conversación se centra en la reciente experiencia sexual de la protagonista, su primera vez, y sus sentimientos encontrados. Aunque se sintió plena y feliz en el momento, ahora se siente desconectada de Dios y sucia por dentro. Victor intenta calmarla, asegurándole que la culpa disminuirá con el tiempo, pero la protagonista necesita tiempo para asimilar sus emociones y la situación.

Al llegar a casa de Victor, son recibidos calurosamente por sus padres, Eduardo y Sonia. Durante una cena especial, Sonia anuncia que ha sido nombrada jueza principal del municipio, una noticia que trae alegría y orgullo a la familia. Sin embargo, Sonia también advierte sobre la importancia de mantener una conducta ejemplar para evitar cualquier escándalo público que pueda afectar su nueva posición. Esta advertencia resuena profundamente en la protagonista, quien ya está luchando con sus propios sentimientos de culpa y miedo.

Más tarde, mientras se despiden, Sonia ofrece un consejo inesperado sobre el uso de métodos anticonceptivos, dejando a la protagonista perpleja y sintiéndose juzgada. En el camino de regreso a casa, la protagonista recibe una llamada de Carmen, su líder espiritual, lo que aumenta su ansiedad. Victor, notando su preocupación, la confronta, preguntando si Carmen sabe lo que sucedió entre ellos. La protagonista admite que Carmen sabe que estuvieron juntos, aunque le mintió sobre los detalles del paseo. Este último giro de eventos deja a la protagonista en un estado de mayor incertidumbre y preocupación sobre las repercusiones de sus acciones.

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